Muy pocas veces tengo la oportunidad de ver las noticias al medio día. Hoy pude. Pero, me di cuenta que estaban intervenidas por la CNN. Televisión Nacional estaba en cadena con la CNN; la cadena noticiosa más importante del imperio. El objetivo dar cuenta de los detalles de la ceremonia de trasmisión del mando del nuevo mandatario norteamericano, que en su versión 44 es de raza negra. El canal recreaba esta trasmisión con una conversación entre una periodista aquí en Santiago y otra forrada en su abrigo en una esquina de esas calles que llevan hacia la Universidad George Washington, algo distante del área donde se realizaba el acto propiamente tal. Las imágenes eran apoteósicas. La capital del imperio en gloria y majestad. La gente reunida, dicen que, serían unas dos millones de personas, las más cercanas habían pagado por esa ubicación.
La ciudad, esta Roma moderna, mostraba sus magníficos edificios, todos ellos unidos por grandes parques y amplios espacios. El Imperio contraataca. El libreto de la periodista chilena estaba basado en enriquecer con detalles este ritual norteamericano. Sus textos inducían a trasmitir emociones; los televidentes estábamos presenciando virtualmente un hecho histórico de primer nivel. Cuando ya el acto entró en su momento principal el audio fue tomado por un traductor norteamericano, el que impresionaba por la fluidez de su traducción. El nuevo Presidente desarrollaba un discurso con un aire distraído, con énfasis de solemnidad dirigido a un grupo reunido a su alrededor, el traductor parecía leer un texto en perfecto español, con una sintaxis envidiable. En ese momento las emociones, los énfasis retóricos, ya no dependían del Presidente mismo sino de ese anónimo traductor. En paralelo los banner a pie de la imagen iban poniendo en breves frases, las ideas destacadas de ese discurso. Esas brevísimas síntesis que apuntaban a las cuestiones esenciales ya no iban por cuenta de los periodistas chilenos, sino de norteamericanos desde algún lugar de EE.UU. A esas alturas los miles de millones de televidentes estaban bajo hipnosis y los mensajes llegaban a lo más profundo de su conciencia. Incluidos los periodistas del canal que deben haber estado de brazos cruzado gozando de esa clase de periodismo gratuita. Incluida nuestra pobre amiga entumida que le había tocado la pega junto a un camarógrafo pararse en cualquier esquina de la ciudad a participar de la trasmisión.
Lo que señalo lo hago a modo de contexto para entender lo que realmente sucedió, este nuevo Presidente de los EE.UU. no se estaba dirigiendo a un grupo de familiares y amigos que lo habían venido a acompañar en el día de su juramento. No, se estaba dirigente al planeta. Desde esa postura retórica desarrollaba su discurso. Creo que al ritual se le escapó un detalle, en ese momento al Presidente se le debería poner una capita que le cuelgue desde sus hombros. No tan ostentosa como la que usan cuando se gradúan en las universidades, pero algo que refuerce la contundencia de sus palabras. El tipo tuvo palabras para todos. A nosotros nos trato de muertos de hambre. Aunque lo mas seguro es que la mayoría pensó que se refería a esos países famélicos de Africa. Señaló que la guerra seguiría hasta vencer, llamó a sus enemigos a rendirse. No hizo mención directa de nadie, pero a nadie dejó fuera. Los mas maltratados, a mi gusto, fueron sus aliados, no solo no los mencionó sino que se auto arrojó, en cuanto a norteamericanos, la exclusiva responsabilidad para superar la crisis, que en sus palabras solo es producto de la codicia de algunos.
El objeto principal de sus palabras fueron los norteamericanos, su pueblo, a ellos sus alabanzas y llamados a ser buenos ciudadanos y ponerse a trabajar para recuperar la capacidad de consumo. Bastante talentoso este muchacho de color de Harvard, muy emocionado debe haber estado el rector. No en vano superó las vayas de la denominada carrera presidencial. Da para pensar que los poderes facticos norteamericanos han hecho bien su trabajo. Deben estar brindando contentos. Han hecho gala de su poder. El imperio ha hecho su mejor esfuerzo para blindarse políticamente para esta crisis haciendo uso de su potencia. Un 20 por ciento de aprobación interna, lo han transformado de un día para otro en un 80% de aprobación a una misma política, a un mismo signo de poder. A una misma arrogancia, prepotencia, a un mismo apetito de rapiña de riqueza en el mundo para financiar la denominada calidad de vida de los norteamericanos. El Sr. Obama es más de lo mismo, no hay atisbo de progresismo.
Me da profunda pena por los sectores progresistas norteamericanos, son gente de espíritu sano. Es gente que de verdad sufre al constatar las tropelías de su país por el mundo. En las universidades norteamericanas, al igual que en las nuestras hay miles, miles de estudiantes deseosos de justicia social, a los cuales les duele el hambre del denominado tercer mundo y se dan perfectamente cuenta del saqueo que su país hace por doquier. Miles de estudiantes que están al acecho en las estanterías de las bibliotecas y librerías para leer literatura que les de luces para luchar contra aquello, y sufren la derrota del alma cuando ven el tamaño de poder que deben enfrentar. Y crean, ellos también levantan su voz, protestan, hacen decenas y decenas de diarios murales donde queman sus pestañas escribiendo para que alguien los lea. Me resulta curiosa la cantidad de estudiantes norteamericanos que vienen en intercambio a nuestras universidades. Tengo la vivencia de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, ellos pasan las mismas incomodidades que los chilenos, no tiene donde tomarse un café tranquilos, salas sin calefacción, etc. Pero nunca he visto que nuestros estudiantes hagan mesas redondas de conversación con ellos, es mas me atrevería decir que los ignoran, los gringos andan como pollos en corral ajeno.
En los EE.UU. hay trabajadores consientes, hombres y mujeres que como ayer tiene un sentido de clase, pero también han sido aplastados por el César y han sido enviados a las galeras de la ignorancia de su existencia. Junto a ellos, emigrantes de todo el mundo que sufren y solo sonríen con las tonteras que les dice nuestro “Don Francisco”. En ellos pienso en este momento, para ellos mi solidaridad. Pero también a esta gente que sufre y sueña con un mundo mejor en los EE.UU. debemos trasmitirles nuestras esperanzas. Cuando en la Internacional cantamos “Arriba los pobres del Mundo”, debemos tener conciencia que incorporamos a los pobres de los Estados Unidos.
Osiel Núñez tuvo una novia Noruega (1982), esa muchacha comunista le dijo que ella asumía su condición en conciencia de lo que le sucedía allí, a todo lo que renunciaba, y a las miradas que se exponía entre sus iguales, dado el anticomunismo y el bajo porcentaje de comunistas en ese país; pero que dudaría en ser comunista un país como Chile donde a los comunistas se les perseguía y asesinaba. Osiel dice que reaccionó pensando “a mi en Chile no me amedrenta el crimen y la cárcel, pero no se si podría serlo en estos países bajo estas formas tan agudas y sutiles de anticomunismo”. Por ende, nuestros saludos a nuestros camaradas comunistas en los EE.UU.
Para ellos un abrazo. Deberían venir más por estos lados. Nosotros mismo deberíamos contemplarlos mas en nuestras relaciones internacionales. Aunque tengamos que pagarles el pasaje. Bueno, todo sigue casi igual; “atento al lobo” como dice la canción. A seguir luchando y no dudar que algún día “la tierra será un paraíso”.
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